La participación infantil
Con estas ideas acerca de la participación en general, ya podemos darnos por satisfechos, y afinar nuestra mirada, para volverla a los niños y niñas. Porque… ¿ELLOS Y ELLAS PARTICIPAN?
La mayoría de las personas, digan lo que digan, entienden la Participación infantil como preciudadanía, es decir, que los niños “tienen que hacer como si participaran, pero sin poder decidir libremente”.
Y es que está detrás de esa concepción el ideal democrático que afirma que la participación tiene como valor y fin alcanzar el autogobierno, la libre determinación de los ciudadanos. Esta idea solo se sustenta en la creencia de que los ciudadanos gozan de la autonomía moral, de libertad, de inteligencia y voluntad suficiente para gobernarse a sí mismos. Y que sepamos, los niños poseen esas virtudes cuando cumplen la mayoría de edad (es decir, el día antes de su cumpleaños número 18, no las poseen, pero al día siguiente, automáticamente, las adquieren!!).
Por eso la normatividad democrática ha excluido a los niños de la ciudadanía: no pueden juzgar adecuadamente su propio bien e interés, requiriendo de tutores (adultos).
En lo que estamos de acuerdo es que para construir la democracia, el sistema ha de permitir a los niños una incorporación progresiva a la lógica y las prácticas democráticas.
Concepciones que dificultan el concepto de niña y niño ciudadanos
Existen concepciones actualmente de la ciudadanía que niegan y no reconocen el derecho del niño a ser ciudadano:
- Negación por el concepto dominante de la ciudadanía y por el concepto de infancia (son incompatibles).
- Negación jurídico-normativa basada en la concepción de ciudadanía “activa” (contribuyente y susceptible de elegir y ser elegido).
- Negación jurídico-cultural, (los niños no trabajan, no contribuyen a la riqueza de la sociedad). La infancia trabajadora es invisible para el actual modelo económico y estadístico por no poder ser cuantificada su contribución a la economía del país (PIB.), como una forma de “tributar indirectamente”.
- Negación por ser niños, ignorantes y dependientes de los adultos, por ser vulnerables y necesitados de protección (la palabra INFANCIA viene del latín “infálere”, que significa “el que no tiene habla”).
La visión más extendida del niño en la sociedad occidental es aquella que define al niño y a la niña como aquel ser humanos menor de 18 años, y es tenido en cuenta como consumidora del hoy y productora del mañana.
La participación infantil (PI) como derecho
- La PI es un derecho recogido en la Convención de los Derechos de la Infancia (CDN) en 1989. Entró en vigor en España en septiembre de 1990.
- Esta CDn reconoce a los niños y las niñas unas necesidades específicas y concede unos derechos determinados (satisfactores) que protegen/garantizan esas necesidades. n La infancia comienza a tener una mayor visibilidad y un espacio en la agenda de la sociedad, comienza el proceso de participación.
- El niño y la niña son vistos ya no sólo como sujeto de protección, sino también como agente promotor, regulador y supervisor de sus derechos.
- Tener derecho a la participación se entiende que es disfrutar del derecho a recibir información, a opinar, a expresarse libremente, a asociarse... en todo aquellos que les afecte.
- “Libertad de opinión” (art. 12º):
“El niño (y la niña) tiene derecho a expresar sus opiniones y a que éstas sean tenidas en cuenta en todo aquello que les afecte. Con tal fin se dará oportunidad de ser escuchado en todo proce-dimiento judicial o administrativo que afecte al niño, ya sea directamente o por medio de un representante o de un órgano apropiado, en consonancia con las normas del procedimiento de la ley nacional”.
Se ha trabajado en este sentido para que las niñas y los niños conozcan la CDN, se han realizado grandes campañas para promover sus derechos entre la población en general, aprendiendo sus derechos y también sus responsabilidades.
INCOHERENCIA!!: ningún niño fue escuchado ni opinó en esta formulación de derechos que contiene la CDN. No está formulada para que la entiendan y cuando lo hacen, se dan cuenta de que no han formado parte de su elaboración.
- “Libertad de expresión” (art. 13º):
“Toda niña tiene derecho a expresarse libremente, incluyendo la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de todo tipo, siempre que con ello no vaya en menoscabo del derecho de otros”.
Se está trabajando en la búsqueda de nuevos canales de comunicación con la infancia, donde ellos también puedan expresarse mejor, aplicando las nuevas tecnologías, por medio de la expresión artística y creativa, etc… Por parte de los adultos, hace falta esforzarnos más y estar atentos para entender lo que quieren decirnos.
- “Libertad de asociación” (art.15º):
“Los estados parte reconocen los derechos de los niños a la libertad de crear asociaciones y de celebrar reuniones pacíficas”.
La infancia tiene reconocido el derecho a agruparse, a asociarse y a organizarse, pero no puede ser elegido como miembro de la Junta Directiva hasta que cumpla 18 años. Una asociación de niños tendrá que tener un presidente mayor de edad.
- Otras leyes del ordenamiento jurídico nacional que reconocen la Pi como derecho:
- Constitución (1978): Art. 14º (Igualdad ante la ley de todos sin discriminación de raza, sexo, EDAD…). niño como ciudadano de derechos.
- Ley 1/96 de Protección Jurídica del Menor: derecho a la participación infantil en el Capitulo II, artículos 3-9.
- Derecho a buscar, recibir y utilizar la información
- Derecho a la libertad ideológica
- Derecho de participación, asociación y reunión
- Derecho a ser oído.
- Leyes de educación, destacando la LOGsE (1990): que incluye el derecho a la participación infantil como metodología en el curríulo y como estrategia dentro de la propia organización del centro, con la figura del consejo escolar.
- Ley de Garantías de los Derechos y Deberes de la Infancia y la Juventud de la CAM (1995): creación de la figura del Defensor del Menor y del Instituto Madrileño del Menor y la Familia.
- Ley 18/99 de formación de los Consejos de Atención a la Infancia y la Adolescencia de la CAM. Se desglosa en Consejos de área y locales. se constituyen comisiones obligatorias con la presencia de niños y niñas (a partir de 7 años).
La participación infantil como algo más que un derecho
Después de todo lo anterior, podemos definir la Participación Infantil como:
PROCESO GRADUAL de APRENDIZAJE mediante el cual las y los niños COMPARTEN con los adultos las decisiones que les AFECTAN, tanto en la vida propia como la de la comunidad y entorno próximo.
La PI no es un fin en sí misma, tiene el valor de ser un MEDIO para el CAMBIO sOCIAL que lleve a la mejora de la calidad de vida de las personas, incluidos obviamente los niños. Es un componente fundamental para el aprendizaje de la ciudadanía y el respeto a la democracia.
Cuando se participa, se toma parte y tomar parte significa asumir algún tipo de responsabilidad: se aprenden responsabilidades. Es un derecho infantil que también implica deberes (sobre todo para los adultos) y además, es un valor al que apostar en la educación (aunque no siempre se quiere, se sabe o se puede).
Aunque parece un invento nuevo de los adultos, una moda…la Participación Infantil se ha puesto en marcha en numerosas ocasiones a lo largo de la Historia de la Humanidad (pensad, si no, cómo es que estáis vosotros/as aquí, cómo habéis llegado a ser monitores y/o miembros de un grupo). La infancia lleva mucho tiempo organizándose sola, de manera espontánea, por lo que es necesario analizar y resaltar los procesos naturales del desarrollo humano y no inhibirlos.
Es bueno detenerse ahora y pensar: en temas de educación… ¿facilitamos los procesos o mejor los organizamos (dirigiéndolos hacia donde nosotros queremos)? En PI, ¿quiénes más nos pueden enseñar son los mismos niños y niñas con quienes trabajamos?
Y, entonces, ¿por qué no sabemos o no queremos?, ¿a qué tenemos miedo?:
- A equivocarnos
- A utilizar a la infancia como escaparate de falsa PI
- A dejar de ver a las y los niños como tales y “adultizarlos”.
- A impulsar procesos de participación cuando no están preparados y prearadas.
- A no saber dónde y cómo parar la locomotora del tren de la participación en contextos donde puede resultar molesta.
- A caer en crear opinión, en dejarlo en mera excentricidad, en resaltar únicamente sus respuestas graciosas e ingeniosas.
- A confundir la participación con el “dejar hacer”: en este caso no se estaría teniendo en cuenta su grado de aprendizaje, su madurez, su cultura, el entorno del aprendizaje de la PI…
Y, ¿cómo vencer el miedo?:
- Preguntándoles
- Escuchándoles (¿les conocemos de verdad?, ¿sabemos identificar realmente sus centros de interés?)
- Valorando sus propuestas (¿acomodamos sus ideas o preferimos las nuestras?, ¿les dejamos que pregunten?, ¿y qué les solemos contestar?)
- Dejándoles opinan (¿pueden decir que algo no les interesa?)
- Estableciendo pactos (¿negociamos?, ¿consensuamos intereses y objetivos?)
- Organizando y desarrollando tareas conjuntamente
- Evaluando (¿revisan con nosotros el proceso?, ¿les devolvemos el análisis de los resultados, los contenidos de nuestras reuniones?, ¿reforzamos sus iniciativas?)…
Y sobre todo, revisando nuestro “currículo oculto”, nuestra mochila de experiencias y creencias que a veces puede ser un lastre. hagamos un ejercicio. Reflexiona sobre estas barreras que bloquean la Pi y pon la tuya si la echas en falta.
- El primer obstáculo: el lenguaje. A menudo, no nos entienden.
- Los educadores organizamos los procesos, no estamos diseñados para facilitarlos.
- Tenemos un exceso de protagonismo adulto: somos magos en los juegos, cajas de sorpresas…¿Por qué no combinar sus propuestas con las nuestras?.
- Subestimamos a menudo la capacidad de las y los niños para organizarse.
- Mostramos excesivo proteccionismo ante el fracaso que puedan sufrir si no alcanzan lo que se han propuesto.
- Tenemos miedo a perder el control de la situación si se deja en manos de los niños.
- Nuestra vivencia ante la situación de que los propios niños experimenten desconcierto ante la PI. Y es que no se les ha enseñado a participar, no tienen habilidades de comunicación y seguramente una baja autoestima hacia sus propias posibilidades.
- Puede también que nuestro grupo rechace el tema.
- _____________________________(pon el tuyo) _________________________________________
Nuestro papel, como asociaciones, instituciones, grupos…. es el de sensibilizar y formar a nuestros miembros sobre la PI; desarrollar experiencias edu-cativas que enseñen a participar (no sólo en el grupo, sino también en casa); publicar y dar eco a nuestras experiencias de participación, sin olvidar implicar a los otros referentes (padres, maestros, medios de comunicación….según nuestras posibilidades); elaborar materiales y recursos educativos sobre los Derechos de la Infancia y sobre la participación infantil en concreto; creas espacios y procesos participativos dentro de nuestra organización (incluirles en nuestras reuniones de planificación, eva-luación, formando parte de comités, ¿instaurando consejos infantiles?); sensibilizar a otros educadores, padres, profesores, técnicos municipales, y medios de comunicación.
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